viernes, mayo 30, 2008

Mujeres al volante




Debo confesar una cosa, no se manejar. Traté de aprender hace mil años, pero además de que soy bastante des-coordinada, era la época de los zapatos con plataforma y yo las usaba altísimas siempre, eso me quitaba cualquier sensibilidad de los pies y no sabía que tanto frenar o acelerar, tomaba clases en una escuela de manejo pero estuve a punto de atropellar a varios tamarindos y llegué a chocar en reversa contra un árbol. Así que decidí librar a la humanidad de mi torpeza y lo abandoné. Ahora que vivo en el cerro me ha vuelto la idea de aprender, es posible que con los años el resultado sea diferente, aunque el asunto es muy dudoso, soy muy distraída, me pongo a pensar en las musarañas y
ya no veo por donde voy, pero podría concentrarme...¿ustedes que opinan, debo o no debo aprender?

domingo, mayo 18, 2008

El misterio de los calcetines impares


Cuando era niña solo tenía calcetines blancos y cuando mi abuelo me llevó de New York cuatro pares de colores yo estaba loca de felicidad, unos eran celestes, otros amarillos, unos rojos que me encantaban, pero los mejores eran unos con lunares rosas, esos eran mis preferidos, pero el gusto no duró mucho, poco a poco fueron desapareciendo un calcetín de cada uno y mi mamá nunca pudo encontrarlos. Después cuando mi hija era pequeña sucedía lo mismo con sus calcetines, era difícil conservar los pares completos. Ese es un misterio que nadie ha logrado descifrar. ¿Donde van a parar los calcetines faltantes?

jueves, mayo 08, 2008

Peyote


Este exvoto de Luz me recordó cuando, hace muchos años (cuando yo era joven y bella), unos italianos me regalaron peyote en polvo que habían comprado en Real de Catorce, se suponía que había que hacer pequeñas píldoras y comerse unas quince o veinte por persona. Salieron 38, invité a un buen amigo a que hiciéramos el viaje juntos, pero a la hora de la hora a mi no me dio gana de viajar, pero como ya estábamos supuestamente puestísimos no me atreví a decírselo a mi amigo Juan y me comía una píldora y escondía 2, así supuestamente terminamos de comerlas y esperamos (yo esperaba que no me prendieran) y esperamos y nada, a ninguno nos hizo efecto, después yo le confesé a Juan que no me había comido ni la tercera parte y el muerto de la risa me enseñó que el había hecho lo mismo, ese día nos dimos cuenta de que ya estábamos envejeciendo y ya nunca supimos lo que era un viaje de peyote.

domingo, mayo 04, 2008

El instinto de cazar en los gatos



Iño e Ito
Los gatos que se vinieron a vivir a la casa se llaman Iño e Ito, no se como se llamarían antes, nunca le pregunté al chairo que los dejó. Son un par de gatos
muy amigables, pero Ito que, es el mas joven, llegó hoy con pajarito que cazó, no se lo comió porque está bien alimentado, pero si lo mató y jugó con el, se lleva muy bien con Iño y comen juntos en el mismo plato, pero ahora con su presa en la boca hasta le lanzó maullidos amenazantes para que no se acercara. Los gatos machos cazan poco, las hembras tienen el instinto mas desarrollado, supongo que el pájaro fue una presa fácil y por eso lo atrapó, espero que no sea muy seguido esto de la caza.
Licencia de Creative Commons
exvotos by Selva Prieto Salazar is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Based on a work at 2.bp.blogspot.com.